“Todavía tengo que deciros muchas cosas, pero no podéis sobrellevarlas ahora. Cuando venga Aquel, el Espíritu de la Verdad, os guiará hacia toda la verdad, pues no hablará por sí mismo, sino que dirá todo lo que oiga y os anunciará lo que ha de venir: Él me glorificará porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por esto dije que recibe de lo mío y os lo anunciará”, (Juan 16, 12-15).

“Dios existe, yo me lo encontré” es el título de un unos de los libros de André Frossard, presidente del partido socialista francés, quien luego de entrar a los Inválidos se encontró con la fe en Dios, uno y trino. Hoy la Iglesia celebra uno de los misterios fundantes de la fe Católica: la Santísima Trinidad. El mismo Dios, una sola naturaleza, tres personas divinas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Dos son los misterios que identifican la naturaleza de la verdad del cristianismo. Por un lado, la existencia de Dios uno y trino, y por otro, la encarnación del verbo en Jesucristo, hijo de Dios hecho hombre. Es recordada la anécdota que se cuenta de San Agustín, quien caminando por la playas de Cartago pensaba y pensaba en este misterio trinitario. Cuenta el episodio que viendo a un niño llevar agua del mar para llenar un hueco en la arena le pregunto qué hacía, a lo que el pequeño respondió que quería meter todo el mar en aquel pequeño lugar. Agustín le respondió que era imposible, y el niño respondió a su vez que así era de imposible poder entender solo racionalmente el misterio de Dios; era su ángel. Lo que los cristianos creemos no son verdades irracionales sino misterios que son razonables, pero que superan el límite mismo de la razón y que son aprehendidos solo con la ayuda de la fe.

Fe profunda
Hoy, al celebrar el misterio de la Trinidad, le pedimos a Dios que nos haga crecer en una fe profunda en Él. Esa fe constituye no solo la virtud recibida en el bautismo sino el ámbito, el clima de nuestra existencia que da sentido, significado y contenido a nuestra existencia terrenal. Volver a profundizar nuestros contenidos de la fe es siempre necesario, frente a la moda de ser agnósticos. La fe nos hace creyentes firmes y serios; no crédulos, sino hombres y mujeres de fe profunda y sólida. Dios uno y trino es una aventura maravillosa de fe en la Tierra para encontrarnos con Él en el cielo.